martes, 27 de noviembre de 2012

La importancia del sexo en la pareja




Si preguntásemos a las parejas si las relaciones sexuales son importantes en su dinámica como pareja, seguramente un gran porcentaje respondería afirmativamente. Y así es.

¿Pero por qué? ¿Qué nos aporta el sexo a la relación de pareja?

El sexo es un elemento esencial para la comunicación entre dos personas, que además comparten un proyecto de vida en común.

El sexo es un medio de expresión, que permite conocernos a nosotros mismos, cuáles son nuestras fuentes de placer, nuestros deseos, nuestras necesidades, y a su vez, permite conocer las de nuestra pareja, y compartirlas como tal.

Con el sexo se aflora la sensualidad, se crea intimidad con la otra persona, se comparten sentidos, sentimientos y emociones.

Además a través de nuestras relaciones sexuales nos sentimos valorados y estimados, la prueba está, en cómo afecta a la persona, y a la relación de pareja, el hecho de que sus relaciones sexuales sean insatisfactorias.

Es uno de los principales relajantes, es lúdico, jovial, nos aporta pasión a la vida.

En una relación estable es el momento en que expresamos afectividad, favoreciendo el incremento de la confianza y la complicidad en la pareja.

En definitiva, la relación sexual en la pareja, es ese momento en el que se expresa la afectividad, el momento en que el plano fisiológico y el afectivo se integran.

¿Y si algo no funciona?

En cualquier aspecto de la relación de pareja, la comunicación es fundamental y por lo tanto también lo va a ser en nuestras relaciones sexuales.

Es importante que comuniquemos a nuestras parejas aquello que nos gusta y nos disgusta, si no lo hacemos, con el tiempo corremos el riesgo de sentirnos insatisfechos, y por lo tanto esto va a incidir en nuestra disposición y en nuestra capacidad para disfrutar de la relación.

¿Cómo hablamos de sexo?

Hablar de sexo es complejo, sobre todo teniendo en cuenta el poco hábito que tenemos, y habitualmente cuando hablamos de sexo solemos hacerlo bromeando, enmascarando realmente que aún hoy día sentimos pudor y cierta vergüenza a la hora de hablar en serio de sexualidad.
 Además, al hablar de sexo, sentimos que estamos introduciéndonos en lo más íntimo de la persona, y dependiendo de cómo lo hagamos se corre el riesgo de herir o sentirnos heridos.

Algunas de las cosas que podemos tener en cuenta son:

Busquemos un momento y un lugar para nosotros:

Podemos quedar con nuestra pareja en un lugar tranquilo, donde podamos hablar y dedicarnos un espacio para la pareja.
Hablar de cómo son nuestras relaciones, de qué cosas nos gustaría mejorar, de qué nos gustaría probar.

Para no exigir es mejor pedir:

Cuando exigimos convertimos nuestros deseos o nuestras necesidades en un reproche a los oídos de la otra persona, entonces se sentirá atacado o atacada y esto bloqueará cualquier posibilidad de comunicarse.

Es mejor iniciar una petición o una demanda resaltando aquello que nos gusta, como nos hacen sentir cuándo me acaricias, cómo me estremezco cuándo……., y a continuación introducir aquello que no nos hace sentir bien, y al proponer un cambio, acompañarlo también de sugerencias o alternativas.

Reforzar a mi pareja:

También es esencial comunicar a mi pareja, lo que me ha gustado, cómo me ha sorprendido experimentar ciertas cosas, cómo me he sentido durante la relación sexual cuando mi pareja……hacia tal o cual cosa.

Si algo no me gusta:

Es fundamental que nuestra pareja conozca lo que nos gusta y lo que no. Si algún aspecto de la relación sexual nos hace sentirnos incómodos o violentos, nuestra pareja debe saberlo.

Una fórmula para comunicar esto a la pareja puede ser la siguiente:

1. Cómo me siento        “Me siento incomoda/o”

2. Indicar la conducta o las palabras que te hacen sentir así: “cuando me acaricias o cuando me dices……”

3. Me gustaría que en su lugar intentáramos………..
Cuando expliquemos a nuestra pareja lo que nos desagrada es importante que aportemos soluciones alternativas, de esta forma se sentirá más dispuesta a introducir cambios.

Si a pesar de haber intentado todo lo anterior, consideramos que en nuestras relaciones sexuales hay algo que no funciona, o bien tenemos la sensación de que no nos resultan satisfactorias, puede ser conveniente consultar a algún profesional.

lunes, 29 de octubre de 2012

Novela Erótica: “Cincuenta Sombras de Grey”



Admitamos que la Trilogía de J.L. James, ha hecho furor entre las mujeres. ¿Cómo? ¿Aún no las has leído? ¡A qué esperas!

La primera vez que una de mis colegas de profesión (sexóloga como yo), me recomendó “Cincuenta Sombras de Grey”, me resumió en unas pocas palabras su argumento: “Chica joven, inexperta, universitaria despistada, va a caer en manos de “tío bueno”, multimillonario y….sadomasoquista”. Resumen que consiguió provocarme.

Como mujer que soy, antes que profesional, salí corriendo como alma que lleva el diablo, a apoderarme lo antes posible de tal excitante trilogía. Era tan ciega mi confianza, que no esperé a probar con el primer volumen, me hice con los tres de golpe, ante el pánico de que se agotara y el peligro de quedarme a “medias”.

Para mi grata sorpresa, con la compra de los libros recibí un regalo, un precioso “No Molesten”, de un suave y sugerente terciopelo negro, grabado con letras doradas que exponían un mensaje:

“No molesten. Estoy leyendo Cincuenta Sombras de Grey”, le di la vuelta y:

“No molesten. Acabo de leer Cincuenta Sombras de Grey”

Mensaje cifrado: ¡Te lo puedes pasar en grande!

Vaya, esto promete…

Increíble, en tres días me había devorado el primer volumen, claro que yo leo muy rápido… o ¿no?...
Por suerte, el segundo estaba en mi poder,  y el tercero, en definitiva me sentía una afortunada.

¿Qué si me lo pasé en grande? Por descontado.

Comencé a difundir mi descubrimiento con mis conocidas, amigas y familiares féminas, entonces me di cuenta:

“No eres tan rápida leyendo”

¡Ellas devoraban el libro igual que yo! Y se perseguían y acosaban unas a otras para acceder al siguiente volumen. Que si, “¿Ya has acabado?”, que si, “¿Te queda mucho?”

¡Con éste estrés, no hay quién disfrute de una calmada y relajante lectura!

Claro que Cincuenta Sombras de Grey, es todo menos calma.

Fue tal el revuelo entre mis conocidas, que comencé a observar sus miradas mientras hablaban del libro, la excitación en la voz, el nerviosismo en la piel, y otras muchas reacciones.

¿Qué les está pasando?

Así que surgió mi yo profesional, ¡Qué le voy a hacer!, en ocasiones no puedo evitarlo.

Empecé a mirarme la novela desde otra perspectiva, llegando a la siguiente conclusión: Me niego a quedarme con el simple concepto de: “Típica y tópica novela de historia de amor romántico-erótica” Con sencillo argumento de chica mona, consigue enamorar a chico problemático, hasta conseguir curarlo. Otra vez la mujer salvadora del hombre descarriado. Me niego a catalogar la trilogía como “Novela para mujeres”.

Pero, entonces, ¿qué le estamos viendo las mujeres a esta trilogía? ¿qué le estamos pidiendo las mujeres al sexo?. Seguidamente a estas cuestiones comenzó por mi mente un baile de palabras:

“Deseo-Fantasía”, “Fantasía-Deseo”,
“Si fantaseo, juego”, “Si juego, fantaseo”,
“Si juego y fantaseo, alimento mi deseo”,
“Si alimento mi deseo, incremento mi excitación”,
“Si alimento mi deseo y mi excitación, disfruto con mi relación”,
“Si juegas y fantaseas conmigo, disfrutaremos los dos”

Ahora sí, apartemos de un plumazo la historia de amor, quedémonos con el sexo y el erotismo. ¿Qué veis?

Yo veo juego; juego y fantasía constante entre ambos. El libro  maneja en cada detalle y descripción sexual, una potente herramienta: la expectación, es decir, crear en la otra persona expectativa. Para conseguirlo, hace uso de los mensajes de email, de la incertidumbre, cada vez que la protagonista tiene que enfrentarse al efecto sorpresa de: Qué va a ser, esta vez.

Juego, innovación, experimentación, diversión, sorpresa, son fuentes inagotables de placer y satisfacción.

¡Ah, claro, claro! Esto requiere esfuerzo. ¡Por supuesto! Lo que me encaja, en aquello que repito a mis pacientes hasta la saciedad, el deseo  hay que alimentarlo, el deseo hay que crearlo, desde el minuto cero. Si no, corremos el habitual riesgo de, llegar a casa después de un agotador día de trabajo, asumir cenas, baños de niños, luchas para acostarlos, y a las once o más de la noche, ¡tengo que sentir deseo! ¡Complicado, muy complicado!

Señores y señoras, preparemos el terreno, desde que nos levantamos esta mañana, y entre las prisas te lanzo una mirada y tú me lanzas una mirada, acordémonos de que hoy día, bastan unos segundos para enviarnos un mensaje sugerente, o hacernos una llamada inquietante. Asumamos el compromiso de dedicarnos cinco minutos para pensar que hoy te voy a sorprender, y estoy dispuesto o dispuesta a que me sorprendas. Robemos tiempo al tiempo que no tenemos, para disfrutar de un momento íntimo.

En definitiva, este no es un libro para mujeres, este es un libro para que hombres y mujeres juguemos y fantaseemos.


Carme Ramajo
Psicóloga y Sexóloga
y… Mujer
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jueves, 18 de octubre de 2012

Mitos y tabus en la relación sexual



¿Sabemos lo que tenemos que saber sobre sexo?

Si preguntásemos a nuestro alrededor, muchos afirmarían que hoy día en pleno siglo XXI, tenemos mucha información sobre el sexo, o que hoy, los jóvenes si que tienen información, “hoy día se sabe todo lo que hay que saber”.

Es cierto, que a finales del siglo XX podemos decir que se dio un considerable avance cualitativo respecto a cómo es tratado el tema del sexo, en comparación con tiempos pasados.

Se ha investigado algo más, se ha revolucionado la sexualidad femenina, se habla de sexo en la educación, ¿pero es suficiente?, ¿hemos roto con los tabús?.

Mi práctica profesional me hace tender a afirmar que no. Que son muchas las personas que siguen viviendo su sexualidad con miedo, con creencias erróneas, en algunos casos culturales y sociales, y en otros desarrolladas por nosotros mismos, que creen en mitos y tabús que condicionan la satisfacción en sus relaciones sexuales, y por lo tanto también su satisfacción con ellos mismos.

¿Quién nos habla de sexo?

- Los padres: continúa siendo un tema difícil de tratar, cómo se lo digo, qué le digo, a qué edad es la más apropiada. En algunos casos, hay vergüenza, en otros miedo, incomodidad, mala información,
“qué le puedo explicar a mi hijo, si yo mismo no sé muy bien……..”
   
Algunos padres más liberales, suelen hablar con sus hijos del embarazo, de cómo hacer para protegerse en las relaciones sexuales, pero lo cierto es que la información suele ser limitada en muchos casos.

La mayoría temblamos cuando nuestro hijo nos hace ciertas preguntas como: “mamá si los bebés están la barriga, cómo han llegado hasta ahí”, o “papá que es una vagina”, o “cómo se hace el amor” etc….

- En la escuela: se habla de sexo, en muchos casos nos volvemos a limitar a la biología y a la reproducción. Sobre todo, porque aún nos cuesta  hablar de ciertos conceptos, y porque algunos grupos sociales presionan en la educación.

- Los amigos: ¿realmente hablamos en serio de sexo con los amigos?, o lo frecuente es que el sexo en una conversación de amigos sea objeto de broma, chistes y escondemos nuestras dudas, “cómo le voy a decir que no tengo ni idea de...”

La realidad es que la información que tenemos dista mucho de ser una información detallada y seria sobre conceptos como: la masturbación, o de cómo siente un hombre y como siente una mujer, o de conceptos como el placer, la satisfacción sexual, lo que desconozco de mi mismo y lo que desconozco del otro sexo.

Algunos de los Mitos más frecuentes:

“No existe una verdadera relación sexual sin coíto”


Esta es una creencia frecuente, que por un lado está ignorando la totalidad del encuentro sexual, reduciendo la relación sexual a la penetración, y obviando el placer y la satisfacción de las sensaciones que se experimentan en el resto del contacto físico y afectivo.

Si respondemos a esta creencia, imaginemos cómo se siente un hombre o una mujer en cuya relación sexual no se haya completado con la penetración, a pesar de que el resto del encuentro sexual haya sido placentero y cómo esta situación puede condicionarnos en futuros encuentros sexuales, dando lugar a un estado de ansiedad y autoexigencia que no va a favorecer el acto sexual.

“Los hombres son expertos en sexo y deben guiarnos”

Se puede perdonar que una mujer no sepa, incluso en algunas grupos sociales aún hoy día se valora, pero que no sepa un hombre...

Tengamos presente que ambos sexos somos “víctimas” de una educación sexual restrictiva, y llena de prejuicios y falsas creencias. Además solemos pensar que el sexo no se aprende, por lo que si respondemos a esta creencia lo más habitual será que ni siquiera nos molestemos en aprender, en comunicarnos, ni en pedir, ni siquiera en preguntar.

Orgasmos vaginales y orgasmos clitoriedenanos:


Existen muchísimos mitos sobre el orgasmo, tantos que pueden ser tratados más extensamente en otro artículo. Pero éste, es uno de los que más incide en la satisfacción de muchas mujeres, considerándose mujeres de segunda o de primera en función de cómo lleguen al orgasmo. Cuando lo cierto es que esta distinción no se corresponde con la realidad.

Algunos de estos mitos entre otros, son importantes condicionantes a la hora de poder disfrutar de una sexualidad placentera. La voluntad de informarnos, de aprender y experimentar sobre nuestra sexualidad, nos permitirá distanciarnos de ellos y lograr la satisfacción en nuestras relaciones sexuales.


lunes, 9 de julio de 2012

Efectos de la primavera en las relaciones sexuales



Aumenta el deseo sexual en la primavera?
 

Es difícil hasta ahora no se ha comprobado científicamente, pero sí que socialmente se la considera la estación del amor y del deseo.
 

No sé si se trata tanto de la estación primaveral en sí, si no de los factores que envuelven a esta estación.
 

Por un lado podemos hablar de una serie de factores ambientales que favorecen la actividad y la respuesta a estímulos:
- El aumento de las horas de luz, genera en muchas personas cierto incremento de energía, actividad, cierta euforia.
- La mejor oxigenación del ambiente, con las lluvias.
- Incrementan también las actividades que hacemos al aire libre lo que favorece la interacción interpersonal tanto si tenemos pareja como si no compartimos más contacto con otras personas.
- La respuesta a los estímulos, aumenta la estimulación, nos liberamos de los abrigos, mostramos más nuestro físico, que constituye un importante estímulo para el sexo opuesto y para nosotros mismos, nos sentimos más atractivos.

Por otro lado se habla de cambios bioquímicos en el cerebro, todo lo anterior estimula las hormonas sexuales, favoreciendo así nuestra disposición al contacto sexual.
 

Algunas sustancias químicas como las endorfinas  que generan sensación de relajación y bienestar  o la fenitalamina que genera sensación de euforia podrían estar implicadas.
 

Aunque no se ha podido comprobar, algunos estudios con animales han mostrado cómo los cambios de estación afectan a sus órganos sexuales, aunque en humanos no se ha comprobado es posible que exista un mecanismo similar.
 

También es cierto que existe todo lo contrario que son muchas las personas que sin desarrollar un Trastorno de ánimo estacional, durante el invierno se ven más afectadas por la apatía o la disminución del interés por el placer.
 

Personas que viven en zonas tropicales se muestran más extrovertidas y expresivas, pero también es cierto que el calor excesivo, puede provocar deshidratación, debilidad muscular, sudoración que a su vez genera pereza, confusión mental, irritabilidad, lo cual no favorecería el disfrute de la relación sexual.

¿Se nos olvida que vivimos en pareja?




¿Qué hay de diferente respecto a la pareja que fuimos mientras iniciabamos nuestra relación, o bien, durante el tiempo que duró nuestro noviazgo, y lo que somos hoy?
Es posible que muchos creamos tener la respuesta de inmediato, y diríamos que una de las principales diferencias entre la pareja de novios y la que somos hoy día son: “las responsabilidades”
Ahora somos responsables de una hipoteca, de la letra y los gastos del coche, de nuestros hijos, de su educación y bienestar, del trabajo, y así hasta un largo, larguíiisimo etceterá.
Pero, entonces, ¿en qué lugar de esas responsabilidades queda la pareja?, ¿se nos ha olvidado que vivimos en pareja?
Muchos teóricos afirman que la relación de pareja pasa por tres fases principalmente:

La primera fase, sería la llamada Fase de Enamoramiento:
 

Durante este período de tiempo, impera el sentimiento de atracción hacía la otra persona, que nos lleva a idealizarla, para así justificar él porque no podemos resistirnos a esa atracción.
En esta fase somos capaces de utilizar términos extremos como: “Es el/la más guapo/a del mundo”, “No puedo resisitirme”, y nos entregamos al máximo sin contemplaciones y sin albergar la más mínima duda.

La segunda fase, es la que podríamos llamar Fase de Noviazgo:
Comenzamos un contínuo proceso de encuentros, destinados a compartir las más novedosas y gratificantes de las actividades. Vamos al cine, a bailar, a pasear, hacemos el amor siempre que nos apetece, y somos capaces de negociar y pactar sin que ello
suponga ningún conflicto. (Naturalmente, hablamos generalizando).
De la atracción pasamos al conocimiento mútuo, pero dentro de un entorno positivo, que nos permite mantener nuestra independencia, ya que la mayoría en esta etapa aún no compartimos espacio.
Nuestros encuentros son eufóricos, novedosos, fantasiosos, lo que nos lleva a crearnos unas expectativas sobre el otro, que podríamos decir distan mucho de estar basadas en la realidad.
Esta es la fase en la que deberíamos esforzarnos por conocernos de verdad, mostrarnos tal y como somos, decir lo que nos gusta o lo que nos disgusta, lo que estamos dispuestos a dar y lo que no. Sin embargo, nuestro principal objetivo es “gustar”, resultar atractivo para el otro, causar una buena impresión, incluso somos capaces de hacer o dejar de hacer, decir o dejar de decir, en definitiva consentir cosas que en otras situaciones seguramente no consentiríamos. 

Tercera fase de Compromiso:
 

Y hasta aquí llegamos! Comienza la convivencia diaria, la toma de decisiones, las temidas responsabilidades y por supuesto, la rutina...
De repente... descubrimos al otro! ¡¡ Cielos!! ¿ quién eres?
El ritmo diario, el trabajo, los hijos, ocupan tanto pero tanto tiempo, que hemos disminuido las actividades que compartíamos como pareja, y empezamos a sentirnos muy lejanos...
Aparecen pensamientos como: “Ya no me quiere”, “No le importan nada mis cosas”, “No le preocupamos nada ni los niños ni yo”, “Esto ya no tiene solucón”.
Estos pensamientos, y muchos otros imposibles de recoger aquí, provocan sentimientos y emociones negativas, ira, desolación, angustía, rabía, tristeza, que a su vez nos conducen a un malestar y tensión en la relación, contribuyendo además, a que nos hagamos una imagen del otros totalmente negativa y contraría a la persona que nos atrajo en su momento.

Llegado a este punto ¿está nuestra pareja sentenciada?, ¿qué podemos hacer?
Son muchas las parejas que acuden al especialista, solicitando Terapia de Pareja.La Terapia de Pareja, puede ayudar a concretar cuáles son las principales áreas de conflicto de una pareja. Qué pensamientos y que creencias están distorsionando nuestra forma de ver y sentir la relación.
Mediante ciertas técnicas y tareas, la pareja intentará incrementar los aspectos positivos de su relación, que parecen tan lejanos, e intentarán también quebrar la imagen negativa que han ido construyendo uno del otro en los últimos tiempos.

¿Se trata entonces de volver a idealizar?
 
No, de lo que se trata es de que la pareja adquiera estrategias que le permitan resolver sus conflictos, que puedan practicar otras formas de comunicación, que puedan volver a negociar y pactar tal y como eran capaces de hacerlos al inicio de su relación, y sobre todo, y sobre todas las cosas, que asignen un pequeño momento al día, tan sólo unos minutos a recordar que viven en pareja.